Ferretería, cerrajería, suministro industrial y bricolaje.

Lunes, 09 Julio 2012 11:24

La creciente presión al fabricante

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Nuestro sector se encuentra en una notable  fase de cambio en la que vuelve a hablarse de globalización y esos conceptos que ya nos agobiaron hace diez años, cuando las multinacionales abogaban por esa vía para potenciar su crecimiento y estabilidad en el mercado. Después hemos visto , que una vez se ha explotado al máximo su presencia en nuestro mercado, pues a otra cosa, desmantelamos la estructura y nos vamos a fabricar a otro país más económico, o hacemos como todo el mundo a fabricar a China o que fabriquen otros el producto con  su marca.


Y así estamos, todo el mundo encontró el filón en Oriente y no hay manera de sacarlos de allí. Fabricantes, distribución,  multinacionales, de alguna manera se han buscado las vueltas para estar en ese conglomerado productivo que empieza a hacer fisuras y que todos, distribución y fabricantes nacionales deberían aprovechar para evitar la dependencia que se tiene de esos países.
La desconfianza generalizada hacia nuestro país se vuelca cada vez más en contra nuestra. Aún a pesar de que la mayor parte de la famosa deuda, de la que tanto hemos aprendido los últimos meses, está en manos chinas. El gigante asiático es el mayor receptor de nuestras emisiones y en el futuro habrá que pagar por ello, ya que nadie nos va a pagar o perdonar las mismas. Poco a poco podemos encontrarnos con una invasión de empresas  procedentes que se instalen en nuestro país en condiciones ventajosas que facilitará nuestro gobierno. Eso o el crack total. Y para muestra un botón, los próximos cinco años la final de la Copa de la Liga de Futbol se celebrará en China, aunque nuestros clubs más importantes pongan el grito en el cielo, porque si no, la deuda habrá que pagarla con más intereses de los previstos.
Prueba de esa desconfianza,  es la medida adoptada por la mayoría de empresas chinas que, hasta ahora cobraban los pedidos al llegar a puerto la mercancía. Ahora hay que efectuar el pago por adelantado, al hacer el pedido, y esperar a que llegue cuanto antes, ya que no existen plazos de entrega definidos. Esto supone dos agravantes importantes. Uno el recorte en los plazos de pago, que antes permitían un mínimo de 90 días, hasta la llegada a puerto y la solución de los trámites de aduana. Y dos, no van a existir garantías en los plazos de  las entregas para las empresas compradoras españolas, bien producción o distribución,  que se pueden encontrar con haber pagado una mercancía que se recibe a los seis meses. Sí a esto añadimos el hecho de que las compañías navieras se han puesto de acuerdo para subir las tarifas un 120 %, motivado por el descenso de los pedidos y sus volúmenes, encontramos el marco idóneo para que los fabricantes y distribuidores se sienten y negocien para que esos productos vuelvan a fabricarse en España. Desde luego no será lo mismo, ya que los costes siempre serán algo más altos, pero existirá ese compromiso de calidad, plazos de entrega y lo que más se necesita en estos días, crédito para poder pagar esas mercancías en plazos cercanos a su amortización o venta.
Es hora de negociar y no de presionar y buscar descuentos opresivos que sirven de poco en esta época de no venta. Hay que estimular el consumo y facilitar las operaciones que aporten flexibilidad a esas relaciones, porque almacenar, hoy en día no sale tan barato y el tiempo es oro. Oro que sale de nuestros bolsillos.

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