Sin embargo, estos últimos años cuando llegan los descansos echo de menos las opiniones de nuestros ferreteros. Este año, pocos gerentes de cooperativas y algún presidente. Gerentes de grupos de compra y poco más. La representación madrileña brilló por su ausencia. Huérfanos de COMAFE, al menos el primer día, la presencia de AGREFEMA, testimonial y reducida a la familia Alonso y poco más.
Esto me da que pensar y quizás los señores de AECOC deberían plantearse, por qué vienen cada vez menos ferreteros a su brillante congreso. Buenos planteamientos empresariales para las grandes estructuras, pero poca practicidad para el ferretero de a pié.
Quizás es que no cuentan con ese público objetivo y por eso el mensaje se remite a los altos directivos de los grupos y empresas de la distribución y la producción. Pero, este año el número se ha quedado en 150 asistentes de los cuales el 60 % pertenecían a la fabricación.
El ferretero en la actualidad necesita del máximo de los apoyos que pueda encontrar, por lo que su presencia debería ser más que obligada, pero el problema es que lo contenidos le sobrepasan. Parece que se habla en otro idioma y que el ferretero no se siente a gusto o desplazado del congreso.
No es una crítica sino la revisión de un planteamiento o de un enfoque, que sí no se contempla así, pues que la vida siga igual, pero sin los ferreteros en el marco de este interesante congreso.