Colonia era cita obligada para cualquier empresa nacional o extranjera que quisiera pertenecer al concierto mundial de la ferretería. Y durante muchos años ha permanecido inalterable, hasta que aparecieron los chinos e invirtieron el orden. Es curioso que en aquellos tiempos en los que China no dejaba de ser un país que fabricaban copias a precios baratos, los profesionales que iniciaron las importaciones se escondían para que no les vieran circular por los stands orientales. Ahora nadie se esconde, porque la mayoría han deambulado por sus pasillos para encontrar alguien que le fabrique lo que necesita. Sin embargo, la creciente influencia oriental ha sido un lastre para la credibilidad de la gran cita alemana, que en los años impares celebra una feria sólo para fabricantes orientales.
Lo cierto es que las ferias chinas, Shanghai, Cantón o Macao, acaparan mucho interés por parte de los importadores y fabricantes europeos, pero ninguna ha asumido el papel de liderazgo de Colonia, que, de hecho, interviene en la organización de alguno de estos eventos.
Este año la feria ofrece unos números similares a la edición anterior de 2010, pero la presencia española a nivel de exposición va a ser sensiblemente inferior con sólo 47 fabricantes y dos grupos como ASVEFAT y HERRAMEX, donde echaremos de menos a Estibalitz Bernaola a la que una dolorosa enfermedad le va a impedir participar por primera vez en muchos años. Esperamos que se recupere y que pronto vuelva a regalarnos con su presencia.
Sin embargo, lo que más empieza a preocupar es la inasistencia de muchos profesionales que acudían a buscar y comprar nuevos productos. No es que consideren que Colonia no sea interesante, sino que su capacidad de compra se ha visto mermada y no ven posibilidades de incorporar nuevos productos. Esperemos que el tema se quede en nuestro mercado, porque el esfuerzo desarrollado por la estructura alemana merece el reconocimiento de los profesionales de la ferretería, una vez más.