Me vienen a la cabeza dos anécdotas de dos conversaciones mantenidas en momentos difíciles que Estíbalitz supo superar y dar buena respuesta.
La primera fue dos días después del 11 M, que coincidió con la celebración de una nueva edición de la feria de Colonia, cuando antes acudíamos a la recepción oficial de la organización ferial y la ciudad de Colonia. Todavía se discutía la autoría del atentado y corrían rumores de que ETA podía ser el causante. Estíbalitz estuvo toda la noche muy nerviosa, rogando que no fuera la organización vasca por las repercusiones negativas que podrían tener las empresas vascas, en su mayoría procedentes de esa zona. La preocupación por sus socios era su constante.
El segundo tema que recuerdo vino en la edición 2010 de Ferroforma en la que muchas empresas de Herramex optaron por no exponer en la feria. Sin embargo, sí que estuvieron en la feria, cogiendo en los pasillos a los clientes y utilizando el stand de Herramex para sus entrevistas. Aunque no estuviera de acuerdo con esta medida, ya que Herramex siempre ha apoyado a Ferroforma, no tuvo más remedio que aceptarlo y llevarlo de la mejor manera, ya que el fin de la organización no dejaba de ser dar servicio a sus asociados, expongan en la feria o hagan pasillos. De la manera más elegante y profesional logró contentar a todos y superar las críticas de los socios que exponían en la feria y se veían perjudicados por personas que no habían apostado por la feria. En fin, la enfermedad innombrable del siglo XX y XXI se la ha llevado. Nuestras condolencias para Herramex y su familia.