Sin embargo, entre febrero y marzo hemos tenido la experiencia de cinco ferias punteras para el sector de la ferretería y la seguridad, además de algún ejemplo de agricultura y obra pública, que viene a poner en tela de juicio nuestro anterior comentario. En general, las ferias han tenido una nómina inferior de proveedores (Expocadena y Colonia son una excepción), pero el número de visitantes ha crecido y los volúmenes de ventas han estado parejos, pero sí se aprecia un cierto cambio de tendencia, cifrado en un mayor interés por obtener información, apreciar nuevos productos e intentar encontrar algo que sea distinto a lo habitual, para ver sí por ahí podemos enderezar el negocio.
Colonia ha sido una importante muestra con una gran afluencia por las mañanas en la feria hacia los pabellones “europeos” y una gran deserción hacia los pabellones orientales. Así ha sido los cuatro días que ha durado la feria y es un hecho noticiable que no ha ocurrido en las últimas ediciones.
¿Significa que hemos vuelto a confiar en el proveedor europeo y China no es rentable?. Afortunadamente creemos que sí, la falta de ayudas a la exportación y a  la presencia en ferias por parte del gobierno chino ha hecho que sus fabricantes no viajen con tanta comodidad y además hayan tenido que subir los precios en origen, lo que unido al constante crecimiento en la subida de los precios del transporte y falta de seriedad en las entregas, hacen que el producto chino ya no sea tan rentable. El mercado marcha a tal velocidad, que lo que se esperaba ocurriera en un periodo de veinte años, ha ocurrido en menos de cinco, que además han sido coincidentes con lo peor que ha pasado en el mercado español.

No podemos dejar de hablar de COMAFE y su salida de NCC. Ha sido una sorpresa para la mayor parte de actores sectoriales, pero los criterios tan dispares para afrontar algunos temas estratégicos de futuro han precipitado los acontecimientos. En COMAFE se sienten seguros de llevar a cabo su proyecto, pues que lo lleven a cabo y, por fin, alguien se acuerde de la venta, de las tiendas y de sus socios, porque al final todo este embrollo de la distribución se resume en lograr buenas condiciones de compra y rappeles. Al final, el resultado es que el sector tradicional pierde cuota de mercado y las grandes superficies potencian su papel. Como dijo un buen amigo de esta casa (gerente de grupo), “dejamos el bricolaje en manos de los franceses y ahora vamos camino de dejar el segmento industrial en manos de los alemanes”.
Es necesario reducir las tensiones de los diversos grupos de distribución y volcarnos en las tiendas y en los socios, sin olvidarnos que, como decía Antonio Valverde “El cliente es el rey”, del ahora todos se olvidan.