En ambas no se ha apreciado un alto nivel de participación por parte de los profesionales. Menos lógico en la primera, porque la fidelización del grupo debería presionar para apoyar una feria organizada por ellos mismos. En Eurobrico, jornadas interesantes y bien estructuradas aunque luego los señores de Bricor nos reúnan para no decir nada de su futura política de centros, salvo lo que ya sabíamos o hemos visto en las implantaciones que han hecho. En ambas se ha producido que sólo ha existido un día fuerte y los demás (en SOLFER sólo uno) de comparsa. También la hora de la comida parece que marca el límite de masificación de la feria. Toda vez que cuando el personal sale del recinto ferial a comer, difícilmente vuelve para seguir visitando stands. También hay que decir que menos gente, pero mayor nivel profesional en los visitantes con lo que los expositores ganan en cuanto a la calidad de las negociaciones, pero se gana poco en cuanto a la aparición de nuevos clientes, porque al final son siempre los mismos. Pasa otro año y seguimos con la misma cantinela. ¿Qué pasa con las ferias, han perdido su valor y papel?, ¿Qué hacemos para devolverles su valor histórico?. Digo esto pensando en futuro y no en pasado, que ya no tiene remedio. Ferroforma está a la vuelta de la esquina y su organización y el Comité Técnico que colaboramos con ellos intentamos añadir aquellos elementos nuevos que permitan un desarrollo más próximo al pasado, en cuanto a expositores y visitantes se refiere, que a las últimas experiencias, que poco nos ayudan a avanzar. Ferroforma es la feria del sector y punto de encuentro sectorial exclusivo. A partir de ahí hagan cualquier conjetura, pero eso es suficiente argumento pata participar y apoyar este evento único en nuestro país.