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Lunes, 26 Enero 2015 11:53

Carlos Rodríguez, toda una leyenda de la cerrajería

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apertura opt3Carlos Rodríguez es toda una leyenda en la cerrajería madrileña. Pionero en el servicio 24 horas, inició su actividad en la cerrajería con Pablo Muñoz para montar las puertas blindadas a finales de los 70. Sin embargo, su inquietud le lleva hacia el aperturismo y recibe del conocido maestro catalán las nociones para iniciarse en la apertura de puertas.  En aquella época se inician los contactos con la policía barcelonesa para la apertura de puertas y coches. Después de unos cinco años de trabajo intenso y buenos dividendos, aprecia que en Madrid no existe el servicio 24 horas y se plantea el traslado a la capital con toda su familia, entonces dos hijos, que todavía siguen en el negocio Alex en Monteleón e inclusive Carlos es presidente de ASMACE.

 

Inicios difíciles

Estamos en 1982 y son inicios difíciles con un pequeño local que sirve de negocio y vivienda al mismo tiempo en Móstoles. Pero, como la policía disponía de su teléfono, después de las colaboraciones con Barcelona, recibe continuos avisos en una época en la que todavía no se consideraban los seguros de hogar a gran escala. Así cualquier robo que se denunciaba en comisaría le recomendaban para que lo solucionara. Posteriormente se pasa a los bomberos que le pasaban los avisos para que no se produjera el envío de un coche con escalera para entrar y abrir la vivienda, que resultaba muy caro. Al conocer el servicio 24 horas sirvió para que ayudara a expandir su negocio y poner de moda esta forma de trabajar. Ahora ya, con las compañías de seguros no existe esta práctica, pero sí existe alguien que no tiene seguro y acude a los bomberos, éstos no dudan en darles su teléfono.
Nos comenta Carlos que la acogida al servicio 24 horas fue fabulosa y sirvió para abrir camino y adquirir en 1984 el actual local de la calle Monteleón 9 de Madrid. Vive en Móstoles, pero todos los días se traslada a Madrid, porque esa tienda tira mucho, porque es la que ha dado “bouquet” a su cerrajería.
Agradece mucho la ayuda que le prestó Pablo Muñoz, quien desde Barcelona le enviaba material que después se le pagaba, sin que le pidiera ningún plazo de pago, en aquellos momentos difíciles en los que era necesario consolidar el negocio y no se contaba con grandes medios.
Trabajos de entonces

Los trabajos que se hacían entonces eran muy similares a los actuales en cuanto a la mecánica, apertura de puertas, cambios de cerradura, copia de llaves, puertas forzadas. Etc. Era muy similar porque las cerraduras han evolucionado poco, aunque se hacían más servicios. “La diferencia importante es que entonces estábamos solos y ahora existe mucha competencia. Pero gracias a nuestra iniciativa hemos mantenido un sistema de trabajo del que muchos se aprovechan, como ocurre con el gran intrusismo que padece la profesión. Sin embargo, al final, los que se mantiene son los buenos cerrajeros, porque cobramos una cosa razonable y la gente se da cuenta de ello. Puede dar un palo de una apertura de 300 €, pero no vuelve a hacer ese servicio.
Lo cierto es que siempre se verán furgonetas de Carlos Rodríguez, ya que siempre hemos intentado estar al día en telecomunicaciones, tecnología y vehículos. Para comunicarnos llegamos a tener emisoras de radio para potenciar la calidad y rapidez de nuestros servicios. Hoy en día con los móviles e Internet se ha suprimido, pero todavía conservamos nuestra central de avisos para que esta distribuya el trabajo entre los operarios, sobre todo en el servicio nocturno y así ningún aviso se deja de atender”.
En aquellos tiempos tampoco existía el gremialismo al que estaba acostumbrado en Barcelona. Por eso fue pionero en la creación de APECS y ASMACE, así como ha considerado muy positiva para la profesión la llegada de UCES que debe ser el catalizador para lograr el reconocimiento de la profesión.

Aquellas aperturas

“Quizás echo de menos ahora el tener que levantarme de madrugada para hacer un servicio. El aperturismo es lo que más me gusta y ahora he dejado de hacer el servicio de 24 horas. Para mi era una satisfacción atender a familias con niños pequeños en horas intempestivas y lograr abrirles la puerta para entrar en su casa. Siempre me lo han agradecido y me he sentido muy satisfecho y reconocido con mi trabajo. También tenía que salir a ayudar a operarios o recoger una furgoneta que se había estropeado, etc. Eso lo he perdido, porque la edad me lo impide, pero lo hecho de menos, sobre todo la apertura, porque era mi vida.
En las aperturas se ha avanzado bastante, porque la gente siempre ha ido por encima de y nos ha obligado  a actualizarnos en métodos y herramientas para poder contrarrestar esos efectos. La delincuencia tiene más tiempo para practicar que los fabricantes. Estos se pueden tirar un año para diseñar una nueva cerradura y a los pocos meses, ya han encontrado la mejor forma de forzarla. También es verdad que en la actualidad acceder a ganzúas y otras herramientas es muy fácil, porque existen páginas web que las venden y además como tampoco se registran a los compradores son accesibles para todo el mundo. También se dan cursos de aperturas en los que no te piden nada y basta con pagar el curso para saber como abrir una puerta sin ningún tipo de control, lo que permite que se potencie ese intrusismo del que hablábamos antes. Eso lo veo mal, porque todo tendría que estar homologado por el Ministerio del Interior que tendría un control sobre los que hacen el curso y sobre las herramientas especiales que adquieren. Tendría que haber unos papeles de por medio para que esta gente pudiera trabajar y comprar herramientas, porque es la salvaguarda de la seguridad de nuestras casas. Además, nos puede perjudicar a los profesionales, que aseguramos una cierta seguridad en la puerta y sin embargo nos la abren en unos pocos minutos por medio de herramientas especiales. Lo importante es conocer con lo que trabajas y buscar el medio más idóneo para abrir la puerta sin estropearla en más o menos tiempo. Otra cosa es conocer el mecanismo de la cerradura y actuar sobre la misma con los medios de que se dispone para atacar aquellos lados sensibles y lograr la apertura con el mínimo desgaste”.
Preguntamos a Carlos, ¿cómo es posible que con los conocimientos de los cerrajeros, no sean quién instalen las puertas. “Los carpinteros se han pensado que saben más de puertas que los cerrajeros e inclusive las compañías encargan a los carpinteros los avisos. He tenido que hacer servicios de aperturas y después, al día siguiente acudir los carpinteros a poner las puertas. Un alto directivo de seguros dijo una vez “qué saben de puertas los carpinteros, los que tienen que ponerlas son los cerrajeros que son los que entienden de cerraduras”. De hecho en nuestra empresa hemos puesto muchas puertas blindadas y acorazadas, pero subcontratando los servicios de un albañil para que haga la obra, ya que la responsabilidad es nuestra para que quede bien instalada y le demos garantía. Inclusive hemos recibido avisos de descuadre que hemos realizado gratis, porque lo más importante es lograr la satisfacción de nuestro cliente que así volverá a acudir a nosotros. También nos encontramos con casos de compañías que llaman por temas que se han pasado la garantía, y así lo comunicamos a los seguros”.

Trabajo organizado

Sobre la situación actual de la profesión Carlos opina “que está bien que todo esté organizado. Pertenecemos a ASMACE, APECS y la UCES. Actualmente al “piratilla” le damos cabida en todos los sitios. Pero con la regulación se lo podemos poner muy difícil. Muchas compañías y empresas de mantenimiento ya piden cerrajeros homologados que facilitan nuestro reconocimiento. La propia policía sólo se dirige  a nosotros para consultarnos y para formarse. Se dan pasos agigantados, pero todavía no tenemos un formato que regule el tema y es imprescindible para avanzar. Además no entiendo que otras profesiones estén homologadas y nosotros tengamos unos carnets que oficialmente nos gozan de homologación. No hay que olvidar que el cerrajero es la salvaguarda de la seguridad de la casa, como lo es electricista de la luz o el fontanero del gas. El día que esto se regule el profesional vivirá, porque el “piratilla” ya no tendrá cabida. El cerrajero tiene que tener su marco legal independiente de otras profesiones, como ocurre con alguna organización gremial”.
Reconoce que entre profesionales se llevan bien y que no existe competitividad, con el intercambio de productos o el aval para entrar en APECS, por ejemplo, en su día avalando al nuevo miembro. “Existe un cierto bouquet entre nosotros, con conversaciones entre nosotros, intercambio de información y productos y evitando envidias y rencores, que no llevan a nada, porque lo importante  es la unión para reforzar nuestra profesión. Nunca ha habido un roce, nos hemos apoyado y hemos trabajado con normalidad. Cuando nos reuníamos  éramos más amigos que cerrajeros y compartíamos todos los conocimientos para poder trabajar mejor todos. Eso era muy bonito, pero los tiempos cambias y con la competitividad se pierde ese bouquet que comentaba antes”.

Estar  al día

Nos comenta Carlos que siempre ha estado al tanto de todas las novedades del mercado, asistido a ferias y formado a sus hijos con cursos especializados en Irlanda o donde ha hecho falta, para estar al día de su profesión y poder dar respuesta y servicio al cliente.  “Lo importante es conocer con lo que estás trabajando. Antes era más complicado, porque existían los cuatro alambritos o ganzuitas y con eso te tenías que apañar y con tus conocimientos o lo que aportabas, como brocas especiales y otros elementos de ayuda, pero no se forzaba puerta ninguna. Por eso nos mantenemos los que hemos sido profesionales y cobrando de forma razonable, solucionando problemas para que tu nombre se mantenga en el mercado. Hay que ser honrado y profesional, nada más”.
Sobre el miedo escénico a la electrónica por parte del cerrajero, Carlos opina que “los cerrajeros somos cerrajeros y no hemos tenido la preparación que tienen ahora las nuevas generaciones que utilizan un móvil y un ordenador con soltura y sin instrucciones. La electrónica es el futuro y cuando se potencie la formación se consolidará. Nosotros ya hemos empezado a recibir nociones y asistimos a cursos para potenciar nuestro papel. Tenemos que preparar al personal para que cuando acuda a un sitio sepa lo que está haciendo. Es tan importante la electrónica como la mecánica, porque si no hay mecánica no existirá la electrónica. El 90 % de mis empleados (30 personas) no conocían la cerrajería, los he formado yo con un plan preestablecido y ahora va todo a la perfección. Lo que valoro es la intención, porque yo tampoco me considero un empresario sino un trabajador que ha tenido sus iniciativas, ha evolucionado y actualizado sus conocimientos para ganar la confianza del consumidor. No existe mentalidad de empresario, pero la vida de la calle te enseña mucho y siempre hay que invertir en tu profesión, tanto en herramientas como conocimientos. Hace años confiábamos productos a un profesional americano que los trabajaba y luego nos explicaba las técnicas y nos costaba mucho dinero, pero esa inversión siempre es muy positiva para la empresa, por pequeña que sea, porque conocer tu profesión es lo mas importante y plena garantía de futuro”.

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